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9.12.11
Seriamente enamorado de Nicole Berger
Nicole Berger (1934 (o 1935))-1967))) |
Pero Turner es joven, está demasiado lejos de su patria y además tiene ganas de liarse con una francesita. También quiere desafiar a su otro yo, ese que le boicotea los planes, ese que le baja la estima, que siendo igual de negro lo descalifica de todos modos por su negritud, por su condición de extranjero sea en los Estados Unidos o en Francia. Turner detesta a Turner, ese es el gran problema. Los dos Turners se detestan mutuamente. Pero hay un ángel, Miriam Devas. Que se repone a las suposiciones de uno de los dos Turners. ¿Me das bola porque sos prostituta, es eso? ¿Me estás dando bola porque sos una puta? No, Miriam Devas no es ninguna puta. Turner se la lleva a Normandía, tienen la noche del viernes al sábado y la del sábado al domingo, nada más. O nada menos. Ella, el último día, aspira profundo y le dice a Turner que quiere guardarse ese momento, que la vida a veces es realmente bella. Es hasta cursi, pero en ella no lo parece. Y menos sabiendo que la película se está filmando a pocos días o meses de la muerte de la Miriam real, de la que se llama Nicole Berger, en un accidente de auto. Melvin Van Peebles, quien todavía vive, ha escrito y filmado esta historia (The Story of a Three-Day Pass). Turner es Harry Baird, finado desde 2005. Nicole tenía 31 o 32 años. En la película; también al momento de su muerte. Acabo de enamorarme de ella.
2.4.11
Cracks de nácar
Tuve la oportunidad de ver, hace algunos meses, algunos avances de la película que Edgardo Dieleke y Daniel Casabé andaban filmando. Al margen de reencontrarme con uno de los personajes más adorables de la televisión de los 80, Rómulo Berruti, descubrí enseguida que lo que estaban haciendo esos dos muchachos era contar una buena historia, con un tema clásico, la amistad, y una tensión también clásica, el desafío deportivo y la bebida.
Los protagonistas juegan al fútbol, pero con botones, cosa que Dieleke me desayunó cuando, hace más de un año, me anticipó ése, uno de sus proyectos. Podía sonar a aburrido, pero no lo era. Podía también sonar a "relato sobre lo raro" —algo demasiado esnob, dicho sea de paso, y yo detesto a los esnobs y a la modernidad—, pero tampoco lo era. El fútbol con botones resultaba nomás un paisaje, muy acorde, donde enmarcar aquella amistad entre el mentado Berruti y Alfredo Serra (izquierda y derecha de la foto de este post, respectivamente).
Podría levantar sospechas mi conocimiento de uno de los autores del filme, más aún si para rematar esto digo vayan al BACIFI y paguen un precio popular y accesible para verlo. Podría todavía más hacerlo si por ahí alguno googlea alguna mención que Dieleke hizo a mi librito publicado del otro lado del océano. Me chupa un huevo si todo eso levanto. Por los avances que he visto y que, en secreto, me he guardado; por las anticipaciones verbales de Dieleke; por los actores que ahí están, en un relato que oscila entre el documental y la ficción; por todo eso creo que nadie que ande por Buenos Aires debería perderse la oportunidad de ver esta película. Y propongo un desafío: al que no le guste, yo, personalmente, aunque con problemas económicos paranormales, me comprometo a devolverle la entrada. Vean entonces Cracks de nácar y sean felices.
Los protagonistas juegan al fútbol, pero con botones, cosa que Dieleke me desayunó cuando, hace más de un año, me anticipó ése, uno de sus proyectos. Podía sonar a aburrido, pero no lo era. Podía también sonar a "relato sobre lo raro" —algo demasiado esnob, dicho sea de paso, y yo detesto a los esnobs y a la modernidad—, pero tampoco lo era. El fútbol con botones resultaba nomás un paisaje, muy acorde, donde enmarcar aquella amistad entre el mentado Berruti y Alfredo Serra (izquierda y derecha de la foto de este post, respectivamente).
Podría levantar sospechas mi conocimiento de uno de los autores del filme, más aún si para rematar esto digo vayan al BACIFI y paguen un precio popular y accesible para verlo. Podría todavía más hacerlo si por ahí alguno googlea alguna mención que Dieleke hizo a mi librito publicado del otro lado del océano. Me chupa un huevo si todo eso levanto. Por los avances que he visto y que, en secreto, me he guardado; por las anticipaciones verbales de Dieleke; por los actores que ahí están, en un relato que oscila entre el documental y la ficción; por todo eso creo que nadie que ande por Buenos Aires debería perderse la oportunidad de ver esta película. Y propongo un desafío: al que no le guste, yo, personalmente, aunque con problemas económicos paranormales, me comprometo a devolverle la entrada. Vean entonces Cracks de nácar y sean felices.
Proyecciones de Cracks de nácar:(((Ficha oficial de la película, en este link.)))
09 de abril (sábado), a las 20:30 en H11 (Hoyts Abasto, sala 11).16 de abril (sábado), a las 18:15 en H7 (Hoyts Abasto, sala 7).17 de abril (domingo), a las 13:00 en Alianza Francesa.
8.3.09
Una señora indignada
Barbuda y gorda, salió del cine echándose pedos e irritada, pero no por la injusticia que la película lanzaba, ni por esos niños actores (¿honorarios?) que acaso aún vivían para la mierda ni por la poca bola a que a un tal Sen, compatriota suyo, le daban. No. La señora salió furiosa por la falta de verosimilitud, un drama humano que nos puede llevar a la autodestrucción, claro.
Igual ya le contestaron.
(((Una queja aún más surreal fue la interpuesta por Mercedes-Benz y Coca-Cola cuando se enteraron de la aparición de sus productos en la película. En ella los gángsters manejan lujosos Mercedes grises, y los tratantes de niños se ganan la simpatía de sus víctimas ofreciéndoles una coca fría en medio del insoportable calor. Las marcas pidieron que se borraran los logos. Su uso en ese contexto, decían, dañaría su reputación. (No tanto el hecho, a juzgar por la queja, de que la mafia hindú en realidad maneja Mercedes-Benz o de que una coca es el único refresco presente en los rincones más infectos del mundo.) Políticos y autoridades (y hasta el actor idolatrado por el pequeño Jamal) reprochan a Boyle el hecho de presentar “sólo una parte” de un país cada vez más moderno. Ninguno, a fin de cuentas, ha acusado al director de falsear la realidad.)))
Igual ya le contestaron.
(((Una queja aún más surreal fue la interpuesta por Mercedes-Benz y Coca-Cola cuando se enteraron de la aparición de sus productos en la película. En ella los gángsters manejan lujosos Mercedes grises, y los tratantes de niños se ganan la simpatía de sus víctimas ofreciéndoles una coca fría en medio del insoportable calor. Las marcas pidieron que se borraran los logos. Su uso en ese contexto, decían, dañaría su reputación. (No tanto el hecho, a juzgar por la queja, de que la mafia hindú en realidad maneja Mercedes-Benz o de que una coca es el único refresco presente en los rincones más infectos del mundo.) Políticos y autoridades (y hasta el actor idolatrado por el pequeño Jamal) reprochan a Boyle el hecho de presentar “sólo una parte” de un país cada vez más moderno. Ninguno, a fin de cuentas, ha acusado al director de falsear la realidad.)))
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