19.5.25

No sé

Dice M que te soñó. Que estaba el resto de mis hijos, sus hermanos, todos en el depto de Flores, y que vos explicabas cuestiones de la oxigenación, de cómo te habías marchado, y que me lo explicabas a mí o eso creí entender, porque era yo el que pedía explicaciones: ma, por qué te fuiste, por qué. M te pidió en el sueño que lo visitaras una vez a la semana. M me contó que dijo que vos por lo bajo, como solías hacer cuando se trataba de un asunto reservado, me contó M, escribía, que vos en el sueño por lo bajo le dijiste que sí, que lo harías, y él te preguntó por el abuelo, ese hombrecito reducido a sus ojos que todavía ahí está preocupándonos a todos. Según M, en el sueño, vos le decías que siempre estarías con él. Luego M contó que su sueño terminó en un local donde él se probaba unos anteojos de sol. Y yo le pedí al cielo que él también se vaya con vos, que seguro esa es su voluntad y no esta que no es suya de seguir encerrado en un cuerpo que ya no le responde.

Hoy te extrañé palmo a palmo, en el tren, en el subte, caminando por Varela, de regreso a Retiro haciendo el camino a la inversa. Hoy creí que ibas a mi lado cuando bajé del tren y pasé los molinetes ahí en la estación, y me dije estás loco, Javier, ella no está, no está más, se murió, y lo dije con signos de exclamación y la mañana estaba gris y sucia y me costó adivinar la punta del Kavanagh.

Y desde cuándo no estás.

Cada vez que recuerdo tu caricia medio deshilachada, la última, sobre mi pelo, ahí en la cama, cada vez que recuerdo también tu ojo izquierdo guiñándome, porque te dabas cuenta de que soy un cagón, de que siempre fui un cagón, cada vez que recuerdo eso me hago chiquito, se me va el lenguaje, me queda sólo este ahogo que no termina de ser un llanto porque temo llorar solo, porque no quiero hacerlo, porque si lo hago sé que voy a terminar arrodillado en el baño, descompuesto, con arcadas, y no, yo no sé si viste todas las cosas que pasaron y pasan alrededor, todas las que me pasaron, hasta apareció la culpable de tu caída a pedir dinero que no le corresponde, y quisiera que lances un rayo, que seas como para mí eras cuando yo tenía dos o tres años, y que me defiendas, o que entres a los gritos como cuando la profesora de inglés en primer grado no me dejó ir al baño y me pishé encima, y que le digas todo lo hija de puta que era por no permitir mear a una criatura.

No se puede volver el tiempo atrás y ese es un lugar común, como también es un lugar común quejarse del tiempo, de las cronologías, pero me importa muy poco el estilo, tres carajos me importa y sabés que cuando estoy enojado estos súper triste, ma, y hago tiempo entre mis ejercicios antilocura para no enloquecer, y me preparo el cuarto de quetiapina para lo mismo y el vaso con agua para todos los casos, y hago más tiempo, otro tipo de tiempo o el mismo tiempo que todo lo mata, antes de regresar a terapia, donde haré todo lo improbablemente posible para llorar porque nunca me sentí tan solo pero no es tu culpa, esa es la biología y supongo que fue lo que mejor te podía pasar, con la suerte tan echada en tu contra.

No sé vivir. Y a veces, hoy, perdoname, quisiera estar muerto, irme a otro plano. Volver a estar con vos y olvidarme de toda esta mierda.

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