8.7.25

Historia del profeta y Jehová

El profeta le dijo a Jehová: "Ganar es salir del apartheid en el que estoy. Es dejar de ser esclavo. Matar simbólicamente al amo, suicidarme simbólicamente yo en tanto esclavo. En todos los casos decir basta. Decírtelo. (Decírselo). Porque, ¿qué puedo esperar de este ajedrez más que dolor? No ya hay forma, oh, Señor, de reconstruir todo lo que destruyó. No puedo confiar en ella ni proyectarme con ella. ¿Qué busco entonces? ¿No es mejor ir de cama en cama y de mujer en mujer que, con mediana honestidad, al menos me ofrecen su sexo y sus enfermedades venéreas?".

Jehová nada dijo, sólo abrió su mano izquierda. De ella saltaron muchachas desnudas de diferentes tipos de cabello, pieles y estaturas. Representantes de los cuatro puntos cardinales; ejemplares del aire, el fuego, la tierra y las aguas. Todas corrieron hacia el profeta y el profeta agradeció a su Señor la comprensión, y no tardó en multiplicar las bendiciones. Como estaba escrito.


Libó de cada una. También comerció el cuerpo de ellas.

Y así su fortuna fue tal que se compró tres camellos, a los que no les puso nombre.

Porque no quiso.

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