20.12.14

Pequeño intento de una crónica de internación

Hace un año y medio era Michael Landon en "La familia Ingalls". O eso creía yo. Hace un año y medio terminé fuera de mi lugar en el mundo, como una planta arrancada de raíz. Desde entonces vivo en la pena. Pena por mis hijos. Desaparecí del mundo. Hubo llamados que no atendí. Mails que no respondí. Mensajes de texto que dejé pasar por alto y trabajos que rechacé. Me prestaron un departamento. Traté de vivir ahí. Varias veces. Los intentos fueron fallidos. Dejé de leer. De mirar televisión. De escribir. De disfrutar una comida o un vino barato. Sólo me quedó el cigarrillo como aliado. Y las putas pastillas. Hoy, a un año y medio de mi separación, estoy en un hostal a medio camino, una forma sofisticada de llamar a un neuropsiquiátrico donde los controles son más relajados, donde la contención también es menor. Mi diagnóstico es depresión y trastornos de la personalidad. Ambas cosas. Especialmente la segunda. Harán cuarenta y ocho horas que estoy alojado. Probablemente pase Nochebuena aquí. A nadie quiero arruinarle las fiestas. Esta es parte de mi vida. De una vida que nunca pensé que sucedería. Una vida que no elegí.

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