5.5.13

Declarada la temporada de sueños extraños 2013

Soñé que era Zamudio, y que a Zamudio le nombraban nuevo Papa a su tercer hijo, el de 9. Soñé ser Zamudio y me pregunté qué se escondía el Vaticano con ese sufragio, si era incluso canónicamente legal; no tuve respuestas.
Le entregué a mi exmujer fotos recortadas de las revistas donde a ella la fotografiaban con su nueva pareja subiendo las escalinatas de San Pedro. Omití entregarle las mías, aquellas de un Zamudio borracho, de antojos negros, gemebundo, que también insulta y se da vuelta para seguir haciéndolo antes de terminar de ingresar a San Pedro. Porque la coronación o entronización del nuevo Papa, pequeño Zamudio de 9 años, se daba dentro del templo.
El pequeño Zamudio no tenía miedo. Es más, parecía haber adquirido el don de lenguas; al menos sabía muy bien el latín. Silvia, la exmujer de Zamudio, no había recibido ningún don del Paráclito, pero andaba con alguien adinerado, gentil, protocolar y con muy buenas relaciones dentro de la Iglesia: era el padre ideal del nuevo Papa. Yo, Zamudio, me preguntaba por la soledad de mi hijo, por si podría él soportar ser Pedro, ser Cristo, en un mundo satánico. También me preguntaba si me permitiría ascender económica, social o anímicamente en algo la noticia. En vuelo solitario de regreso por Alitalia Zamudio caía en la cuenta de que no y sus intenciones suicidas solo eran frenadas por el daño que le ocasionaría al papado de Zamudio El Pequeño.
Los medios incluso ya lo ignoraban. La familia del nuevo Papa para los medios eran su exmujer, sus otros hijos y el nuevo hombre de su exmujer.

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