Por eso me desdigo, por eso impugno lo que escribí en algún post anterior y por eso la barra de arriba, donde se lee "Houellebecq" y "El fin está cerca", fundamentalmente.
Manejo de forma mediocre el Sigil, podría aventurarme y hacer epubs de dudosa factura, ponerles un precio y colgarlos en cualquier sitio que me lo permita. Podría apostar por los certámenes o por los envíos a editoriales cuando algo estuviera acabado, pero lo cierto es que 1) nada está del todo acabado y 2) es demasiado trabajo para un cristiano que antes debe procurarse el pan y procurárselo a los suyos. Además, 3) a nadie conozco en el ámbito donde debería moverme, y tampoco tengo dinero y ganas para hacerlo.
Podría verme perseguido por derechos de autor, por plagios futuros y otras especies parecidas. Como fuere, nada cambiaría este tiempo, que es poco. Este tiempo donde debo luchar con mis pulgares, que se me endurecen cuando duermo, con mi zurda operada y cada vez más adolorida, este tiempo donde, también, hay ciertas prácticas laboriosas que jamás serán remuneradas, a menos que Júpiter clave el rayo en el lugar indicado.
Finalmente no me debo a mí, sino al puñado de lectores que me sobran en los dedos de la mano, pero que son en buena medida los destinatarios de lo que escribo cuando no escribo para ganar dinero.
Iré actualizando o dando aviso cuando publique algo en alguna de esas otras páginas que son también blogs. Tal vez cuando llegue a viejo entre en el Guinness por ser el hombre que más blogs tuvo en su vida. No lo sé. No me interesa.
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