26.12.12

Varias cosas orientadas más o menos hacia lo mismo

1
En las misas se ven cabezas blancas o calvas, alguna familia, pero principalmente cabezas blancas o calvas.

2
Hace unos días di con una entrevista harto recomendable a Salvador Dalí hecha por Joaquín Soler Serrano. Seguramente está en Youtube, la pueden buscar. En un momento Soler Serrano, que está fascinado con Dalí, naturalmente, le pregunta si teme la muerte. Dalí estuvo mal. Debió ir poco antes a Barcelona, a internarse. Algo recuperado en el set televisivo responde que ya no teme a la muerte, que cada vez que se acerca más a la religión católica su temor desaparece.

3
En otra entrevista de esas de Soler Serrano, donde se lo nota menos entusiasmado, Atahualpa Yupanqui refiere un chiste vasco, que a su vez se lo contó un vasco de San Sebastián. Dice el cuento que uno de estos vascos, meditando sobre la humildad de Jesús, subraya que realmente tuvo que ser muy humilde Dios para nacer entre la arena, en el desierto, dentro de un corral, entre las bostas de los animales, y no en Guipúzcoa.

4
Recién enganché uno de esos programas con "cámaras vivas" donde un pastor evangélico bautizaba en una Pelopincho a presos en un penal. Los presos no tenían cabezas blancas, aunque algunos estaban medio calvos. Los presos no esperaban un milagro, simplemente querían cambiar de vida y en el encierro los únicos consuelos que les quedaban eran las drogas, el sexo y Cristo. Estos presos que se mojaban en la Pelopincho pertenecían al último grupo. A uno de ellos un periodista invisible le preguntó:
"¿Existe el diablo?".
A lo que el preso respondió:
"Sí, claro que existe".
"¿Pero lo viste?".
"No, lo que se dice verlo no, pero porque me tenía tomado del cuello".
Sonaba de fondo un radiograbador con música cristiana, esos sones que tanto gustan a los evangélicos. Hubo entre bautizo y bautizo un apagón, pero (las "cámaras vivas" fueron testigo) la música cristiana no se detuvo. Un presidiario recién bautizado, a quien le faltaban casi todas las piezas dentales aunque no llegaba a los cuarenta años, dijo a todos los que estábamos del otro lado de la pantalla:
"Satán hizo saltar la térmica. Pero Jesús siguió sonando".

5
En unas versiones talmúdicas rescatadas por el padre JB Pranaitis (asesinado por la Checa en 1917), este dice que el verdadero nombre de Cristo, según esos escritos, era Jeschua Hanotsri, es decir, Jesús el Nazareno. Agrega que en el Talmud también se lo llama Otho Isch, Aquel Hombre; Peloni, Un cierto uno; Naggar bar naggar, El carpintero hijo de un carpintero; Ben charsch etaim, El hijo de un ebanista; Talui, El que fue colgado; pero las más interesantes formas de aproximarse a la biografía de Cristo se encuentran un poco más adelante de la obra del sacerdote asesinado. Según este escribe que sostienen las versiones del Talmud a su vista, María, la Virgen, era una peluquera de señoras, y peor aún, de nombre Stada (prostituta), que concibió a Cristo en plena menstruación. Reproduzco parte de lo que el cura reproduce de Sanedrín, 67a, donde se resume el proceso religioso que se le siguió al Nazareno antes de pasar a Pilatos, y de ahí a Herodes, y de ahí de vuelta a Pilatos:
"De todos los que son culpables de muerte por la Ley, sólo él es atrapado mediante un ardid. ¿Cómo se hace? Encienden una vela en una habitación interna y colocan a los testigos en una habitación contigua desde donde lo pueden ver a él y escuchar su voz, pero donde no pueden ser vistos por él. Luego el que él trató de embaucar le dice: 'Por favor repite aquí reservadamente lo que me has dicho anteriormente'. Si el embaucador repite lo que dijo, el otro le pregunta: '¿Pero cómo podemos dejar a nuestro Dios que está en el cielo y servir a los ídolos?'. Si el embaucador se arrepiente, entonces todo está bien. Pero si él dice: 'Esto es nuestro deber y está bien que así lo hagamos', entonces los testigos que se encuentran afuera, que lo han escuchado, deben traerlo ante el juez y apedrearlo a muerte. Eso es lo que le hicieron al hijo de Stada en Lud, y lo colgaron la víspera de la Parasceve. Porque este hijo de Stada era el hijo de Pandira. Por cuanto el rabino Chasda nos dice que Pandira era el marido de Stada, su madre, y vivió durante la época de Paphus el hijo de Jehuda. Pero su madre Stada, María de Magdala (una peluquera de señoras), quien, como se cuenta en Pumbadita, abandonó a su marido".
6
Un Dios increíble. Uno y trino. Un Dios que se hace hombre y nace entre las mierda de los animales. Un Dios al que se aferra Dalí acaso temeroso de la muerte próxima, y los condenados en los presidios, como esas cabezas blancas y esas calvas de las misas. Un loco. Un mago. Un blasfemo. Un mesías fracasado. En el que creyó Dostoievski. Y antes San Juan de la Cruz, que entre muchas otras cosas, anotó:
Entonces llamó a un arcángel,
que San Gabriel se decía,
y enviólo a una doncella
que se llamaba María,
de cuyo consentimiento
el misterio se hacía;
en la cual la Trinidad
de carne al Verbo vestía;
y aunque tres hacen la obra,
en el uno se hacía;
y quedó el Verbo encarnado
en el vientre de María.
Lo que San Juan dice con su estilo:
En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio con Dios. Todo fue hecho por él y sin él nada se hizo de cuanto ha sido hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz luce en las tinieblas, pero las tinieblas no lo acogieron.
Hubo un hombre enviado por Dios: su nombre era Juan. Este vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por él. No era él la luz, sino el enviado para dar testimonio de la luz.
Existía la luz verdadera, la que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por él, pero el mundo no lo conoció. Vino a los suyos, pero los suyos no lo recibieron.
7
Se han nuevamente gastado fortunas por la Navidad. Se ha impuesto a creyentes y no creyentes un estado de felicidad obligatorio, donde solos, marginales, enfermos y abandonados en las calles y las guerras no tienen lugar. Las grandes cadenas de televisión, las radios, los diarios, todos festejaron las grandes promociones. En los shoppings de mi ciudad se anunciaban descuentos de hasta el treinta por ciento, y aquellos privilegiados, poseedores de tarjetas de crédito, deambulaban como zombis en busca de una oportunidad.
Más tarde hubo fuegos de artificio, celebraciones del ruido y de los colores de esos ruidos. Turrones con este calor insoportable, champán, y fuera, aquellos excluidos de tanta pompa; entre ellos unos muchachos a los que les dabas una moneda para cruzar una barrera rota que falsamente anunciaba la llegada de un tren inexistente.

8
En El Quinto Elemento, El Quinto Elemento, valga la redundancia, es decir, Milla Jovovich, llora amargamente cuando descubre la letra W y escribe "War". Entiende que el mundo es salvaje, que el hombre está llamado a su autodestrucción. Pero Bruce Willis la salva de esa decepción, y de la muerte de la humanidad, haciéndole conocer el "Love", el "I love you".
Besar a Milla debe ser como besar el cielo. O lo más parecido a creer realmente en la Navidad, aunque estés solo, sin nada ni nadie, a punto de que el mundo termine.

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