20.12.11

Secret Power



Usted no ha llegado aquí de casualidad. Usted ha sido elegido por mí y esta es la oportunidad de su vida. Sin embargo, respeto lo que usted llama "libertad"; si desea ahora mismo abandonar esta página, ¡hágalo!, no estoy aquí para lavarle el cerebro ni para venderle la fórmula de la felicidad.
Porque no soy un gurú.
Porque le estoy hablando en serio.
Usted no es uno más, usted es especial. Pero, como a todo el mundo, lo han convencido de que debe pensar solamente en el dinero, en cómo hacer para ganar dinero y pagar sus cuentas. Pero atiéndame, todo es parte de una gran confabulación para que los gurúes de todos los tiempos sigan haciendo de usted lo que se les dé la gana. Sí,  como lee. La humanidad es víctima de una gran confabulación, de un gran complot del cual usted es uno de sus dolientes. En las altas esferas de poder todo está listo para que usted muera pensando en cómo conseguir dinero. Y sépalo, jamás podrá encontrarse satisfecho.
¿Por qué?
Porque quienes se encuentran en las altas esferas de poder no lo consideran a usted especial. Suena sencillo, pero no lo es.
El convencimiento que han hecho en usted es como una enfermedad lenta y asintomática, es el verdadero lavado de cerebro. Pero no se alarme, es posible salir de toda esta estafa. Tan solo es necesario que usted crea en usted.
También suena sencillo, también no lo es.
¡Pero haga el esfuerzo! ¡Usted realmente es especial! ¡Como todos los humanos! ¡Pero todavía más!
Tiene delante de sus ojos la gran oportunidad de salirse de este mal sueño, de comenzar a ser verdaderamente libre.
¿Desea seguir con esta vida donde el dios dinero lo maneja todo?
¿Desea continuar por esos períodos de angustia donde no le alcanza el efectivo para pagar sus cuentas?
¿Alguna vez se ha preguntado la razón por la cual usted no es millonario?
¿Cree acaso que todos los millonarios heredaron sus fortunas?
¿O no escuchó las historias de personajes que se "hicieron" desde abajo?
¿Puede usted creerles a esas personas?
¿Pudo usted creerles a Steve Jobs, a Bill Gates?
¿Nunca se puso a pensar en que para dirigir un país es condición indispensable contar con miles de millones de dólares?
¿Nunca se preguntó por qué un jugador de golf, de tenis, de básquetbol, ganan fortunas, mientras enfermeras dedicadas a paliar el dolor de las más terribles enfermedades ganan miserias?
¿Fue usted convencido de que el mundo es realmente injusto?
¿No se ha dado todavía usted cuenta de que la culpa no la tienen el mundo ni los númenes?
¡Piense, por favor!
¡Se trata de su vida!
Cerca de seis mil millones de personas en todo el mundo utilizan algún tipo de telefonía móvil. Cerca de seis mil millones entre los que usted se encuentra. En esa cifra también están personas de muy bajos recursos y otras que creen haberlo conquistado todo pero siguen siendo esclavas de las grandes esferas de poder.
¿Usted considera que entre los integrantes de las grandes esferas de poder se intercomunican por los mismos anchos de banda, por las mismas sintonías, por el mismo espacio por el que usted se comunica?
¿Usted imagina que nadie lo podría escuchar cuando habla por teléfono?
¿Acaso usted puede llamar al Pentágono o al presidente de los Estados Unidos?
¿Acaso usted es capaz de interferir una comunicación entre el ministro de Economía de su país y el representante X del Banco Mundial?
¡Y más!
¿Usted ha oído algún disco de Bill Clinton?
¿Necesita Bill Clinto sacar un disco para ser famoso?
¿Pero podría convertirse en cantante si lo quisiera?
¿Usted ha visitado el blog personal del Dalai Lama?
¿Usted ha logrado chatear con el Papa?
¿Pero podrían todos ellos contactarse con usted?
Y si la respuesta es sí:
¿Por qué?
Déjeme que le responda.
¡Porque manejan las tecnologías de las altas esferas de poder!
¡Porque utilizan Internet con otros fines a los suyos, fines que ni se imagina!
¿O es que usted es capaz ahora mismo de detener el vuelo de un misil o el viaje espacial recién salido desde Cabo Cañaveral?
¡Claro que no puede!
¡Porque usted no maneja esas frecuencias y hasta las ignora!
Ahora bien, hay personas que han logrado alcanzar las altas esferas de poder. ¡Personas que se han converido en millonarias!
¿Y cómo lo hicieron?
¿Sigue usted creyendo que el capitalismo premia el esfuerzo y el trabajo y la inteligencia?
¿Piensa usted de sí mismo que es un vago y un estúpido?
Y entonces:
¿Por qué usted no es millonario?
¿Se da usted cuenta de que ha vivido engañado, de que es hora de que despierte?
¡De que despierte, sí!
Atiéndame, por favor, esta es la única vez que podrá leer esta página. Si la abandona, luego no podrá acceder a ella. Debe hacer el esfuerzo. No es que sea sádico, se trata sencillamente de que busco personas que realmente estén convencidas del cambio, de la nueva era que ya está entre nosotros, y que no es otra cosa que el despertar de su conciencia y el de aquellas que también estén bien predispuestas a hacerlo. Puede, sin embargo, hacer ahora mismo la prueba y abandonar esta página. Cuando regrese encontrará "Error 404 Page Not Found". ¡Tiéntese, abandone ya mismo esta página y pruébelo!

Escúcheme. Si ha decidido seguir hasta aquí, escúcheme.
¿Cómo diablos Cornelius Vanderbild llegó a ser millonario a los cincuenta años si a los once trabajaba en el puerto de Nueva York? ¿Se produjo un milagro? ¿Un ángel se le apareció desde el cielo? ¿Fue el capitalismo el hacedor de su fortuna?
¿Quién era Henry Ford antes de ser Henry Ford? ¿Quiere saberlo? ¡Un campesino! ¿Ha visto usted a un campesino, de esos que no tienen educación? ¿Cree usted que uno de esos campesinos que ha visto podrían llegar a ser dueños no solo de una fábrica de automóviles, sino de las marcas de esos automóviles y hasta de media selva en Brasil?
¡Y Rockefeller! ¡El hombre más rico de la historia! ¿Quién era Rockefeller antes de ser Rockefeller?
No se lo diré, cuando termine de leer, si lo desea, investigue, y se llevará una impactante sorpresa.
Podría seguir con ejemplos más escandalosos. Tan solo uno más para que usted se alarme:
¿Por qué Carlos Slim fue elegido por el Estado mexicano para adueñarse de Telmex? ¿Qué tenía Carlos Slim que no tuviera usted?
Y otro más:
¿Y qué Fidel Castro?, ¡por favor!, ¿o es que usted se ha creído la leyenda de los hombres barbados que llegan a la Sierra Maestra?
La humanidad vive bajo la hipnosis de estas fábulas donde los ricos y poderosos son ricos y poderosos por distintas circunstancias, todas ellas explicables en función del esfuerzo, el trabajo, la inteligencia y cierta dosis de perspicacia. De manera subliminal, la humanidad, mientras bebe ese veneno, se autoconvence de su supuesta incapacidad. ¡Termina convencida de que hay quienes nacen con estrellas y de quienes, como usted aún lo piensa, nacen estrellados!
Sin embargo, permítame decírselo, y disculpe si le resulto un poco agresivo: ¡en esas certezas se encuentra la verdadera historia de la estupidez humana!
No obstante, la gran oportunidad de su vida, la posibilidad fáctica de que usted abandone su estado de esclavitud y se abrace al sueño verídico de su libertad, está mucho más cercano de lo que usted en el mejor de los estados de felicidad podría imaginarse. La diferencia entre usted y Bernard Arnault, entre usted y Warren Buffet, entre usted y los mencionados Gates y Slim se encuentra en que ellos han aprovechado la gran oportunidad de sus vidas y accedido al secreto mejor guardado de las altas esferas del poder.
Suena otra vez sencillo, pero otra vez no lo es.

Mi nombre es Jim Metha. Yo también he sido como usted. Pero yo no soy como esos hombres de las altas esferas de poder. Porque a diferencia de ellos poseo una necesidad de las que ellos han prescindido y una virtud de la que ellos carecen. Tengo hijos, ¿sabe? Y sabe lo que significa tener hijos. Uno desea un mundo mejor porque hay hijos y habrá nietos. Y para que haya un mundo mejor es necesario que la gente sea mejor. Y para que la gente sea mejor es preciso que deje de pensar en términos de desesperación económica.
Toda la gente podría ser millonaria y esa es mi meta.
Naturalmente, no estoy contactando a toda la gente del planeta Tierra, me resultaría imposible. Pero puedo confiar en que personas como usted copien mi misión y ramifiquen esta buena noticia, hasta que la humanidad toda sea millonaria. Ello no la apartará de los desastres naturales, nadie es dios, por supuesto. Ello tampoco evitará la muerte y la enfermedad. ¡Pero permitirá neutralizar muchos cataclismos y muchos padeceres! Una vez que esta mentalidad se contagie en las altas esferas de poder todo ello será posible, porque las altas esferas de poder trabajarán para el bien y no para el engaño, como es que hacen.
Ahora bien, estése bien advertido: mientras estos sujetos sigan dominando el mundo todo será muy difícil. Porque, como le decía, estas personas no sienten la necesidad de hacer un mundo mejor ni tienen la virtud de la generosidad. Han decidido guardarse el secreto de las grandes esferas de poder para beneficio propio.
Preste atención y entenderá por qué usted ha sido elegido y por qué es que usted y no otro accedió a esta página y está leyendo todo esto para hacer de su vida realmente un ejercicio continuo de liberación, alejado para siempre de las dificultades económicas.
O retírese. Respeto lo que usted llama libertad.

Aristóteles intentó revelar el secreto, pero ya sabe usted cómo terminó. No pudo concluir su obra, pero dejó bien en claro en su Ética qué es realmente el bien.
Aristóteles clasifica en primer término dos tipos de bien: el amor propio y el altruismo.
El amor propio es sin rodeos la avaricia, el hedonismo, el egoísmo.
El altruismo bien parece su antítesis, pero es una forma de conservar el amor propio dando las sobras a quienes se encuentran engañados, en perpetua carencia económica.
Aristóteles, más adelante, se refiere al verdadero bien. Y ese verdadero bien ni es amor propio ni es altruismo. Fíjese usted que todos estos señores de las grandes y elevadas esferas de poder alternan ambos bienes, no lo pierda de vista. Reflexione y se dará cuenta de que cuanto mayor es la avaricia mayor es el altruismo. Pues, bien, Aristóteles refiere un bien que no es ni lo uno ni lo otro. Aristóteles sienta las bases de lo que vulgarmente se llama bien común. Y encuentra la perfección de ese bien común en el amor desinteresado hacia el otro y hacia uno mismo, o en otros términos, encuentra la perfección en el amor mutuo, el la reciprocidad. Luego vino la cicuta y el final de ese genio. Pero Aristóteles iba en camino de revelar a la humanidad el secreto de las grandes esferas de poder, porque Aristóteles tenía la fuerte necesidad de compartir su conocimiento y la enorme generosidad de pararse en una plaza pública para hacerlo. Ya lo sabe, la vida de ese gran hombre terminó del peor modo.
Pero estos son otros tiempos. Somos demasiados humanos y cuantos más sean los que accedan y compartan aristotélicamente el secreto de las grandes esferas de poder, más imposible de lo que ya es hoy será que nos ultimen o silencien.
Yo, Jim Metha, hace años que realizo este trabajo porque quiero. Y vivo tranquilo. Nadie, ni aquí en San Diego ni en ninguna parte quiere verme muerto. Y es más, recibo el afecto desinteresado de miles de personas que simplemente decidieron romper los eslabones a los que la gran confabulación de las grandes esferas de poder las tenía encadenadas.
Discúlpeme si soy insistente, pero no soy un vulgar esclavista como quienes todavía hoy manejan el mundo. Anhelo que usted piense por sí mismo y tome su decisión. Por eso otra vez está invitado a retirarse de esta página. Su libertad, no la que usted cree, sino la que yo entiendo, es el tesoro más preciado con que cuenta, y así usted elija vivir en el suplicio del engaño, no seré yo quien se lo impida.
Usted es especial porque usted es libre.
O dicho mejor, usted es especial porque aquí tiene la oportunidad de serlo.
Pero puede renunciar a todo esto. Hágalo ahora, anímese.

Le contaré algo muy importante. Hasta que yo fui elegido había un solo tipo de elegido. Esos avaros y egoístas formadores de la esclavitud mundial. Yo por entonces también era Jim Metha, pero mi realidad era muy distinta. Vivía pendiente del dinero. Deseaba tener dinero y solo pensaba en dinero. Trabajaba en un banco, de tesorero, puede usted imaginárselo. Frente a mí pasaban millones de dólares en una semana. Millones de los que yo necesitaba nomás un puñado para hacer feliz a mi esposa y a mis hijos. Varias veces estuve tentado. Varias veces pensé en realizar un desfalco.
Tuve un plan, lo rompí. Tuve otro y así varias veces.
Conocí personas del sector que lo habían hecho y que creían vivir como reyes, pero tenían la enorme preocupación del dinero de todas maneras. Necesitaban saber qué hacer con todo ese dinero que se habían apropiado. Y no, no eran ni libres ni felices.
Uno de esos sujetos una tarde me invitó a jugar al poker en la casa de un tercero. Y allí los vi a muchos de todos ellos. Habían viajado por mí. Carlos Slim era uno de esos sujetos. Puede usted ahora mismo no creerme y abandonar esta página, usted tiene la libertad que yo entiendo para hacerlo. Sé que es difícil creerme y lo comprendo. Usted es honesto. Usted es generoso. Usted aborrece la mentira. ¿Por qué piensa que lo he elegido? ¿O supone usted que el ingreso a esta página fue obra de su propia voluntad o de la casualidad?
¡Llame ahora mismo a sus amigos! ¡Pregúnteles si entraron a esta página alguna vez! ¡Yo sé la respuesta! ¡Y la respuesta es NO!
En esa reunión de poker fui elegido. Yo pregunté por qué y ellos me dijeron que porque reunía las condiciones necesarias, porque me habían "estudiado", esa palabra utilizaron, que me habían "estudiado durante años". No era lo de ellos generosidad. Necesitaban un nuevo presidente en el banco. Yo sería el nuevo presidente en pocos años. Esta gente así opera. En las altas esferas de poder los elegidos son aquellos que las altas esferas de poder resuelven. Pero se habían equivocado conmigo.
Busque en Google, ¡hágalo ahora mismo sin salir de esta página!
¡O salga de esta página y busque igual!
Escriba Jim Metha y no verá más que la reseña de un expresidente de un banco. De un triste banco con sucursales en San Diego. Pero espere, escúcheme antes. Carlos Slim y los otros tipos me revelaron todo aquello que Aristóteles no llegó a escribir. Y me advirtieron cuáles podrían ser las consecuencias de compartir de manera arbitraria el secreto. Me juraron que de guardar el secreto y de elegir dentro de las altas esferas de poder a nuevos elegidos pendía no mi vida solamente, sino los destinos del "sistema", esas palabras utilizaron. Pero también me dijeron que el secreto me haría verdaderamente libre, y que ello suponía que yo no les hiciera caso. Y que nadie vendría a darme la cicuta. Que yo mismo me la prepararía y que el mundo entraría en caos.
Tranquilícese. Hace diez años que divulgo el secreto a quien se me da la gana y el mundo todavía sigue siendo el mismo. No creo que sea peor que en 1939 o que en 1945, ¿o usted sí lo cree? No creo que sea peor que en 2001. Ellos no quieren compartir el secreto, ellos son avaros. Yo soy distinto a ellos.
Y usted también lo es.
He invertido en estos últimos diez años dieciséis millones de dólares en la investigación y el compendio del volumen con todo el desarrollo sistemático de la historia del secreto, material que con el que ni ellos cuentan; he debido para ello dar varias veces la vuelta al mundo. Pero no se asuste, la aplicación práctica, la tecnología con que ponerlo en funciones, no es más que una página. La página que miles de millones de personas ansío que lean.
Invertir dieciséis millones para mí, ya lo imaginará, hoy no es nada. Y hablo de invertir porque, repito, pienso en mis hijos, en usted, en los suyos, y en los hijos de todos los hombres. El secreto es demasiado maravilloso para que quede en pocas manos.
Usted podrá preguntarse:
"¿Pero Aristóteles manejaba tecnologías?".
O:
"¿No son las tecnologías una invención moderna?".
Le doy mi respuesta:
¡NO!
La tecnología a la que aquí me refiero no es ni más ni menos que etimológicamente el arte, la técnica o la manera de construir objetos y artefactos que satisfagan las necesidades de las personas. No hay varias tecnologías sino solo una y esa una y única es precisamente el secreto que todavía hoy conservan las altas esferas de poder, pero que también ya comparten miles de nuevos elegidos como usted, que son generosos y que buscan compartir lo bueno para realmente revolucionar al mundo para que este sea el mejor lugar para sus hijos.
Otra pregunta que tal vez también ahora mismo se realice:
"¿Cuánto debo pagar por este libro?".
Le doy mi respuesta:
NADA.
Tendrá diez días para leerlo. Pero quiero asegurarme también de que usted esté realmente convencido, y es por ello que la página tecnológica quedará pendiente. Por esa misma razón le he puesto un precio simbólico, no al libro, sino a esa última página. Pero el precio es irrisorio. Usted podría pensar que le querré cobrar miles de dólares. Pero no. Usted entonces podría decir "OK, serán quinientos". Pero tampoco. Táchelo de su cabeza. Usted tendrá el libro durante diez días y podrá realizar todas las consultas que precise.
Si, tras profundizar en el conocimiento del secreto de las grandes esferas de poder, usted decide que todo es una vil mentira, se quedará con el libro y listo. Si, en cambio, desea hacer como yo; si, tras leer u hojear las cientos de páginas con la historia y los fundamentos del gran secreto de las altas esferas de poder, quiere ser libre como originalmente lo fue toda la humanidad, solo le pediré treinta y cinco dólares, como garantía de su convencimiento y porque es la única garantía que usted podrá a mí darme hasta que sea realmente libre. Yo me encargaré de hacerle llegar como usted guste esa última página, la del secreto. Y usted, al cabo de leerla, tan solo deberá asistir al gran cambio de su vida, luego de seguir una serie de instrucciones.
No se imagina usted, créame, lo fácil que es ejercer el secreto de las altas esferas de poder.

Piénselo, todavía está a tiempo de abandonar esta página. Ha pasado un buen rato desde que comenzó a leerla, pero no lo dude, sigue usted teniendo la libertad que yo entiendo de ya mismo irse de aquí. Si por el contrario le interesa ser libre y tener objetos y artefactos que satisfagan por siempre sus necesidades personales sin esfuerzos, sin sacrificios, sin dejar a su familia, entonces tiene dos opciones:
Debajo, en la casilla, escriba su dirección de email, y yo entenderé que desea el libro en un formato digital clásico (pdf).
Si en cambio prefiere otro tipo de soporte, sea digital o físico, escríbame a jim.methan@secretpower.com y en cualquier idioma precíseme su voluntad. Me comprometo a responderle de inmediato.

Sea libre desde ahora. O abandone ya mismo esta página.

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