En Plaza Congreso se van multiplicando los acampes de familias que utilizan de jardín los potreros con algún pastito que se distribuyen aquí y allá. La zona que la rodea suele ser un termómetro de qué tal anda la Argentina. Es una impresión subjetiva, pero solo basta con recorrer las fotografías de la plaza y su vecindario de los últimos veinte años para observar que no estoy tan errado. Se ven familias con chicos de menos de cinco años durmiendo ahí. Se ven también imágenes alusivas a la crisis argentina de 2001. Y vallas de contención para cuidar la integridad de los siempre íntegros legisladores. Hoy están ahí protestando los de la UATRE, la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores, porque acaba de ser sancionada una ley por la que no será ya ese sindicato, sino el Ministerio de Trabajo, el que recaude, según el nuevo estatuto del peón rural. Problemas de caja, que le dicen, disputas por quién la tiene más larga. Y mientras tanto esos sin techo de la plaza que ahí los veo mateando, cambiándose de ropa, como si el mundo fuera normal y justo, la siguen, como queriendo mostrarse tranquilos.
(((La máquina publicitaria y capitalista podrá seguir mostrándonos su universo de gente sana, rubia, simpática, hermosa y bien alimentada. Las calles nos están diciendo otras cosas.)))
