28.4.13

Underdog, perdedor, subterráneo

Todo eso del título y escribir así, desde las sombras. De escribir libros, hablo, libros fantasmales en el medio de tempestades privadas, de gente que se muere, de pérdidas que amenazan con pronunciarse, de dolores literales de corazón. Escribir así antes y después del intento de suicidio. Escribir pensando en la falta que hace Dios en el mundo y en mi mundo. Escribir y no saber para qué se escribe. Si nadie te va a leer, gil. Y sin embargo, a pesar de la condición de underdog, de perdedor, de subterráneo, a pesar de ser ese tipo de sujeto más bien enfermo que escribe por compulsión, que escribe para no ser querido, fuera de la modernidad, que escribe con la sospecha de que es muy malo haciéndolo, de que debería dejarlo y ser de una puta vez un hombre nuevo, sano, vigoroso y por sobre todas las cosas normal, y sin embargo y a pesar de, muy de vez en cuando suceden pequeños encuentros con lectores imprevistos y distantes según los parámetros geográficos, lectores que son agua para el fatigado Sancho que jamás será Quijote, ese fatigado Sancho del que heredo sin artificios su tradición. Y les puedo asegurar que la sed suele ser enorme cuando se es sub, y que la angustia ni con pastillas se combate tan bien como con ese tipo de ángeles que un día, porque sí, primero te leyeron y luego comentaron algo acerca de tu trabajo, de tu verdadero y genuino trabajo, y de tu soledad. Esto que linkeo es un muy buen ejemplo.
Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis. (Mateo 25,35)

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