19.4.13

No descubro nada nuevo, o sí para algunos

Existe el satanismo y el satanismo, disfrazado con distintos trajes de caperucita roja, domina un buen número de emprendimientos que guardan relación con el ansiado prestigio social. Un ejemplo contundente es la televisión. (Generalizar es bueno para no entrar en digresiones). Otro ejemplo total es el de ciertas casas editoriales de revistas y libros. Esto, insisto, no es nuevo, como tampoco es nueva la tentación de aquellos que solo creen ver una justificación en la relativa fama y el poder terreno que supone el dinero o cierto estado narcótico. Por todas estas razones renuncio incluso al juicio subjetivo del satanismo, puesto que no hay verdad en sus apreciaciones ni menos fines nobles. El satanismo procura colocar al ser humano en el lugar de la estulticia. El satánico cabal te dirá estúpido cuanto más cerca de la belleza y la verdad te encuentres. El satánico fundamentalista intentará eliminarte y hacerte antes sentir el rigor de la exclusión. Yo me apoyo en el Salmo 117, y en Dios confío. Por todo lo anterior, seguiré trabajando y editándome donde me sea posible, comenzando por mí mismo.

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