13.3.13

Borradores

Hasta hace unos días estuve colgando para un minúsculo grupo de lectores una historia larga, acaso crónica, acaso novela, acaso nada de todo eso, que ahora he pasado a su condición de borrador en blogger para trabajar tranquilo, tal vez los próximos meses o años de mi vida, sin más exigencias que las mías propias.
Seguramente en algún momento cuelgue en un blog privado los avances de esa historia para que esos dos o tres que seguían las desventuras de mi otro yo (y aquellos que me lo pidan) puedan entrar para seguir leyendo y opinar, llegado el caso. Hoy el jipismo se me desbarranca con la crisis y no pienso escribir nada más por amor al arte, a menos que se trate de algo relacionado con los cerdos. Sea a través de una editorial, cuando ese material esté terminado, o por cuenta propia, vía electrónica y tal vez de la forma más rudimentaria posible, a ese trabajo, cuando dé, le pondré un precio, seguramente elevadísimo, seguramente tan inalcanzable como un oil on canvas.
Al fin y al cabo, la única manera de justificar en estos tiempos el trabajo solitario e improductivo en términos económicos de quien pretende hacer "literatura" (sea lo que ella signifique) sin pretensiones de fama, pero sí de dinero, debe tener una retribución o bien morir asfixiada en el silencio y la muerte de quien la haya escrito, como paladino azote por el tiempo perdido.

3 comentarios:

  1. Ufff, me estresa estar siempre batallando entre lo que uno más disfruta hacer y lo que hay que hacer para sobrevivir, cada vez tirados por la segunda opción y viviendo al día.

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  2. Yo he disfrutado un montón de la lectura de Yo dormí con Houellebecq. Gracias, Javier.

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