18.12.11

Ostras

Escribía mi hijo el mayor, hace un tiempo, cuando todavía tenía 11 años, cómo veía al mundo subido al cielo:
Los humanos son ostras, todas de distinta forma, tamaño y color. No todas se respetan entre sí, pero todas son especiales.
Y escribía también:
Hay ostras mansas que se las lleva la corriente, las hay violentas que salpican el agua por todos lados, hay otras que no se entierran en la vida y tarde o temprano la corriente se las llevará, y otras listas que se entierran tan profundo en conocimiento y bondad que causan el respeto de los demás.
Desde allí veo, con felicidad, que cada diferencia es una cualidad.
Mi hijo el mayor se llama (es necesario citar la fuente) Mateo Pedro González de Azcuénaga.