Hay un cuento (o un capítulo de la novela, según cómo se lea), el que a mí más me gusta, "504", que es un homenaje a mi viejo. Fue de los últimos que tenía en una vieja máquina que se me quemó con un montón de textos. Una vieja máquina que debí ir a buscar hace quince días al servicio técnico para que no la tiraran. Una vieja máquina con la que no pude reencontrarme: en Corrientes y Jean Jaurés se me rompió el bombín del embrague.
Cuando estuvimos a punto, decía, sentados los dos en la sala, como podría suceder en una sala de pensión de Balzac, tomé Tulipanes y comencé a leerle "504". Lo previne antes acerca de que no se lo leería entero, porque era demasiado largo. Le dije también antes de comenzar la lectura que no debía suponer que todo resultara estrictamente cierto así él hallara claras referencias a nuestra historia común. "Esto, de alguna manera, es ficción", terminé, así a veces, subrayo ahora, lo real me resulte más ficticio que la literatura (de hecho me impresionan mucho más realistas las novelas de Houellebecq o Ballard, por referir dos extremos diversos, que la realidad política de mi país; y ni qué decir de las viejas lecturas de Orwell o Bradbury).
Mi viejo no tardó en largarse a llorar. Yo, cosa rara, también lo hice. Creo que desde que era una criatura que no lloraba frente a mi viejo. Sin embargo avancé un par de páginas. Hasta que le regalé un señalador que me hizo mi otrora editor español, con mi foto y mi pequeña e inexistente biografía.
Tras ello me impuse -acaso enmascarado, acaso con un disfraz del Hombre Araña que guardo- filmarme y leer ese cuento y luego colgarlo en Youtube. Todavía no lo hice, pero seguramente, no bien encuentre un hueco, lo haga.
"504" es la historia de dos hombres, uno que extraña la muerte de su madre como sesenta años atrás, otro que se aterra frente a la realidad concreta de la parternidad múltiple. Pero es sobre todo la historia de mi viejo.
"504" también fue el modelo de Peugeot que él supo tener en el breve lapso en el que le fue muy bien. Luego vinieron el empezar de nuevo y muchas muertes y enfermedades de seres muy ancianos.
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(Hay un texto perdido en un blog perdido del que ya ni tengo idea de la contraseña, donde se cuela un 504, que es, aunque no lo diga, el 504 modelo 78 de mi viejo. Dicho sea al pasar, ese texto, que enseguida linkeo, es uno de los muchos que se me quedó metido en la máquina quemada. Aquí está y se trata, calculo, tan solo de un borrador).
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