20.5.11

"Empoderar" o sobre las chicas con bigotes

Suelo despertarme irritado, retumbándome en los oídos la voz "empoderar" e incluso la más maloliente "empoderamiento"; seguido a esas audiciones fantasmales se me aparecen mujeres con bigotes y pelos en las axilas que quieren ser camioneras, no sin antes golpearme. En Pastoral Americana la hija de ese matrimonio normal es una de estas chicas. Una poeta argentina, porno-anarquista y a quien temo (denuncia ser varón y me escribió alguna vez) es otro ejemplo.
Oigan, yo suelo hacer cosas que no me gustan, suelo ser un mercernario. Así que no estoy limpio, pero nadie mato. Debo disimular mi desagrado frente a organismos internacionales y demás para que los esclavos de iluminatis que me pagan lo sigan haciendo. Pero eso no me quita el derecho a decir que "empoderar" y "empoderamiento" son palabras asquerosas, a las que les falta desodorante. Las utilizan ideológicamente, además, lo que las rebaja todavía más (nada más agradable que una palabra multívoca, y nada más desagradable que estas voces que remiten a muy poco).
Otro ejemplo, debajo aplicado al horroroso consejo del Panhispánico de Dudas de la RAE, es "colectivo", utilizado no en el sentido argentino, sino en el más rancio estilo progresista de la derecha de la ONU originada por el bombardero Truman en connivencia con la izquierda útil desde siempre.

empoderar(se). Calco del inglés to empower, que se emplea en textos de sociología política con el sentido de ‘conceder poder [a un colectivo desfavorecido socioeconómicamente] para que, mediante su autogestión, mejore sus condiciones de vida’. Puede usarse también como pronominal: «Se trata pues de empoderarnos, de utilizar los bienes y derechos conseguidos, necesarios para el desarrollo de los intereses propios» (Alborch Malas [Esp. 2002]). El sustantivo correspondiente es empoderamiento (del ingl. empowerment): «El empoderamiento de los pobres es la palabra clave» (Granma [Cuba] 11.96). El verbo empoderar ya existía en español como variante desusada de apoderar. Su resucitación con este nuevo sentido tiene la ventaja, sobre apoderar, de usarse hoy únicamente con este significado específico.

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