23.3.10
otro día de trabajo
(((Post auspiciado por el té chino del Dr. Ming)))
Hay una señora gorda, rosarina, que se come las eses y tiene una tarjeta ridícula, con su foto y las banderas de la Argentina y el Uruguay. Es la "gobernadora" de la Argentina y el Uruguay, la "gobernadora" de lo que representa, de la firma que representa. Es una señora que habla con la misma nota. No varía, no hace ni un Si La Sol. Es todo un Fa sostenido. Todo un Fa sostenido. Tiene la cara muy maquillada. Tiene el pelo muy teñido de negro. Tiene ropa seguramente cara, un trajecito gris a rayas, una blusa blanca debajo. Cuando me saludó me rasguñó el brazo. "El periodista, el periodista." En señal de afecto, o de otra cosa. "Vení, sentate, vení." Y yo, pienso pienso pienso, podría entregarme a esa señora un rato y luego hacer la compra del supermercado que pospongo porque primero fue el auto con sus semiejes hechos mierda y el alternador luego haciéndome quedar en la ruta, porque primero fue el auto y luego la inflación y enseguida las matrículas del colegio que no habíamos pagado, porque todo eso pospuso la compra del supermercado y ahora yo podría, pienso, podría yo, pienso, podrías vos, pienso y pienso, entregarme, entregarte, a esa, señora, gorda, rosarina, ofrecerle, tu, cuerpo, como una sensual, prostituta, pero me equivoco, juzgo mal, juzgás, mal, seguro, que sí. Esa señora no se come chicos guapos, esa señora tampoco se come chicos como yo, con olor a cigarrillo, esa señora, la "gobernadora" se come todos los postres de la Argentina, del Uruguay, y ese es su problema. Sólo necesita que la escuchen, que la escuche, que la escuches. ¡Oh, dioses, oh, oh, oh! ¡Sólo eso me pide esa mujer en éste, otro día de trabajo!
(((Ahora vienen los aplausos. Y yo: "Gracias, gracias. Muchas gracias".)))
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