11.12.09

Conversación con el remisero

—¡Qué bueno, le puso la palanquita para abrir el baúl!
—Sí, ya estaba así. Era de un conocido. Yo antes manejaba taxi.
—Un fierro los 504.
—Sí. Le hice el motor este año. Me dobló dos varillas y se lo hice.
—¿Cuántos kilómetros tiene?
—Quinientos sesenta y cinco mil.
—¿Y la primera vez que le hace el motor?
—Sí.
—Es un fierro, un fierro.
—Me salió el chiste cinco mil pesos, pero ahora tengo auto para cuatro años.
—Y lo tuvo que andar un poco, ¿no?
—Sí, me fui a Mar del Plata y pegué la vuelta.
—Un tirón.
—Sí.
—¿Y alquilar un taxi cuánto sale hoy?
—¿En Capital?
—Sí.
—Y, un Siena no baja de los doscientos mangos. Y a eso le tenés que sumar el combustible y el radio.
—Una locura.
—Sí.
—Porque empieza doscientos mangos abajo.
—Sí.
—Y manejar en la ciudad es un caos.
—Por eso colgué los botines. Mi hijas ahora ya trabajan. Entonces me dije me compro el 504 y me lo pongo a trabajar de remís.
—En San Miguel.
—Sí, en San Miguel.
—Mi papá tenía un 504.
—...
—Era blanco.

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