20.7.09

Noche

Otra vez, y este afán de hacerlo medianamente público es para dejarlo fuera y probar que es patético y absurdo y que no existe ni tiene peso, otra vez regreso a mis noches clásicas. 1) Tos, mucha tos, y 2) el temor a morir ahora mismo o dentro de cincuenta años, la condición de mortal otra vez ahí no dejándome del todo descansar, y 3) asimismo el destino mortal de todos los que me rodean, y 4) cuando duermo, un sueño perturbador, hace dos días, que le pegaba a una jefa que tuve; hoy a la noche, que venía por mí un tipo con el pelo largo que sonreía y era alto y era mi asesino. Y 5) ayer, iba por Lezica para dejar el auto en el garaje, un tipo cruza, me mira, rumbea hacia el puente que se eleva sobre las vías del Sarmiento, tiene bigotes rubios, tiene los dientes hacia afuera y me sonríe y se detiene un par de segundos en el medio de la calle y luego sigue, es pelado y muy flaco, y yo hace una semana vengo escribiendo una historia sobre zombis y me digo ese tipo es un zombi, ese tipo es un zombi y se me saltan las lágrimas (soy realmente muy boludo), la historia de zombis se las conté primero a mis hijos así oralmente, inventándoselas al paso, mientras aguardábamos al pediatra, en la sala de espera, quería ver si funcionaba y creo que sí, que funciona, pero a mí me tiene literalmente muerto de miedo. Y ahora tengo las marcas en la cara de todas estas cosas. Tener pesadillas, incluso despierto, me envejece.

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