Después de textiar varias veces sin recibir respuestas, no reply, Orlando supo que a Marilú le había pasado algo. Cuando sonó su Blackberry, ya el corazón estaba preparado para recibir la noticia de la tragedia; casi pudo adivinar lo que diría la voz desconocida, aunque él lo había imaginado en español:
El resto, acá.
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