Las múltiples versiones que he recopilado cuentan que el 23 de diciembre de 2006 Norma Ofelia Laura Monje calza anteojos de marco negro, zapatos negros de taco aguja, minifalda negra, top negro de gran escote bajo un saco negro abrochado por un botón negro, que el cabello lo lleva teñido de un rubio chillón muy porteño y atado por detrás de la nuca. Añado: no es delgada Norma Ofelia Laura Monje ni tampoco bonita, pero tiene buen tetamen y trasero generoso, y con eso le alcanza para motivar las formas más rebuscadas de la inquietud. Sentada en la sala de espera de las oficinas del gran Edgardo Kazanovich ha aceptado un té verde y dialoga tonterías con la secretaria, pormenores de la vida de Horacio El Samurai Gómez que un poco el mismísimo gran sensei y otro tanto yo le hemos narrado en reuniones de artistas marciales.
Las múltiples versiones también cuentan que es la voz de Edgardo Kazanovich a través del intercomunicador la que acaba la plática entre Norma Ofelia Laura y quien hace las veces de secretaria. La primera se pone de pie, estira su minifalda negra, pide a la otra que le desee suerte. Dice, nomás puede apoltronarse en el cuero bordó y frío del despacho, es por el cachet, con Horacio estuvimos haciendo números y nos pareció oportuno elevar el cachet.
[El texto completo en la nueva Golpes y Patadas]
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