18.5.09

Mayo

En estos días de mayo volveré a ser Cornelio Saavedra en un acto infantil. Todo comienza a parecerse cada vez más a los días de aquella gran sequía laboral y económica de 2002 y 2003 que generaron la aparición del patético Zamudio gritando sus miserias desde un blog ya desaparecido y donde se inculpaba, entre otras cosas, de nicolaíta, no necesariamente por sus inexistentes actitudes adúlteras, pero sí por su idolatría a la pesadumbre, la diosa del tedio y el bajón. Yo soy el nicolaíta, se decía Zamudio después de un sueño donde el vecino del piso de arriba lo perseguía vestido de diablo.
Situación económica, nivel de desesperación: 3.

2 comentarios:

  1. La desesperación económica produce buenas cosas, pero aún así yo sé que no es un consuelo, amigo. A Zamudio se le extraña pero prefiero a Cozzolino, al final de cuentas. Un abrazo. Deberías de emparejar tus niveles de desesperación económica junto con los niveles de alerta sanitaria de la WHO.

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  2. Los problemas del espíritu también abundan, pero tampoco es cuestión de hacer pornografía espiritual en un blog. Abrazos, y que sigas con tu método escriturario de estos últimos días.

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