Los días avanzan con ventiladores, ciclismo nocturno, un depto que trato de amar pero que odio, un aire acondicionado que es un AA pero que podría ser el terror de la Triple A, un instalador que vendrá el martes, un cigarrillo que extraño tanto como el alcohol, los días, la concha de la secretaria legal y técnica, quiero ser feliz en estos días pero me está costando un Perú, toda Bolivia, Ecuador, Colombia, Venezuela y métanle las Guyanas, Brasil, el Paraguay y todo lo que quieran del subcontinente, debería estar trabajando, deberías estar trabajando, Javier, y ser santo e ir a misa los domingos y recordar y que te recuerden y de pronto me encuentro con la hija que una vez tuve y que de vez en vez redescubro pues no me trata, pues renunció a mí y no me victimizo, yo también tiendo a renunciar a mí, y me pasa que estoy con un ventilador Liliana a mi derecha y con el calor de la tarde en la nuca, dentro de la habitación triste todo el sol, 40 grados de térmica mientras no vengan López Rega e Isabelita a instalarme el AA y el miedo a perderlo todo, incluso la cordura, pues renacen y florecen los peores síntomas y la reputa madre que lo remil parió, una vida y unos días que avanzan y se empujan entre sí, se lastiman, se codean, buscan roña todo el tiempo y sin parar lo que nadie sabe qué porque nadie nada termina de comprender bien nada cuando nada se comprende del todo, "dios" se escribe "Dios" aunque nos haya creado para matarnos.
sp
un blog lleno de borradores y proyectos sin terminar
17.1.25
Nadie nada termina de comprender bien nada cuando nada se comprende del todo
23.12.24
Alguna aclaración innecesaria y una digresión sobre la enfermedad
Si alguno estuvo leyendo (vi que se multiplicaban las lecturas, para bien o para mal) los diarios de los últimos casi 60 días, se habrá dado cuenta de que ya no están. La decisión era esa, sentarme, armar un primer borrador de un saque, tratar de lidiar con estos días de mucho dolor y de mucha crueldad. Ignoro, porque siempre sobreviene la inseguridad, de si en aquellas sentadas lo hice medianamente bien, entiendo que necesitan mucho trabajo y ello supone otra vez darle vueltas al dolor que encierran esas páginas. Pero lo intentaré en los ratos donde no escriba libros por encargo, no visite médicos o no esté montado a una bicicleta.
La digresión sobre la enfermedad: no soporto ver a los que me trajeron a esta existencia presos de sus cuerpos, seguramente a muchos de los que aquí lleguen les haya pasado. En el caso particular del que hablo, él tiene una forma de ser distinta a la mía y creo que está entregado; cuando hace fuerzas para conectarse y abrir la boca y no le sale, se resigna, lo mismo cuando queda dormido en su sillón de ruedas. Lo cierto es que desde mi subjetividad a esto lo veo como a una tortura que se me torna insoportable. Tal vez no sea así su perspectiva en los pocos momentos de lucidez total que tiene. Pero no lo sé y no lo hablé con él. Esa parte es un tabú entre nosotros. Me parece por otra parte una falta de respeto y consideración preguntarle si quiere irse ya de esta vida o no; si, a pesar de todo, se la aguanta todavía.
Nada, era eso. Necesitaba volcarlo para ver si puedo tener una noche normal y un despertar normal, mientras aguardo combinar una escapada con máquina incluida hacia algún lugar solitario una o dos semanas, por prescripción de casi todos mis médicos tratantes.
22.12.24
1.6.23
De la serie "Conversaciones con mi hijo mayor", "El Dante me persigue"
El que canta es David Lynch.
El primer día que llegué fui al Retiro y entré por la Puerta del Dante. Y los caminos me llevaron a la estatua del ángel caído, el diablo.