3.11.25

Dónde están

Debiera ser esto un tuit, algo más corto. En parte lo es.

Pasan los días y el cuerpo registra lo que no puedo expresar con una parte de él: la cara.

A menudo pierde todo el sentido.

Enseguida, dolor de espalda, mareos, una molestia justo acá, en el costado izquierdo del estómago.

Luego irrumpen fotos, sonrisas perdidas cincuenta o sesenta años atrás.

Ahí están ellos dos, en un aeropuerto, felices, jóvenes, todavía sin la carga de los hijos. Sin también, no debo ser injusto, la supuesta felicidad de los hijos.

Suelo asimismo detenerme en fotografías de mis siete u ocho años. Nunca más tuve esa expresión en la mirada. Ni aquella sonrisa que la siento todavía más lejana. No fue culpa de nadie. Un día la biología de unos empujó las voluntades de otros. Y todo cambió para siempre.

Hoy madrugué. Tras un par de horas de viaje dormí una pequeña siesta todavía durante la mañana en la casa que fue de mis padres, que ahora está vacía, que ya he puesto a la venta. Dormí como no duermo en mi casa. Dormí como no duermo en ninguna parte. Limpio de sueños y pesadillas. Con cierto alivio. Con alguna ¿protección? Desconociendo en mi descanso que ellos ya no están, que no existen, que fueron sepultados.

El timbre, mi hermana, me despertaron. 

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