Estoy desarmando un libro (acaso para armar otro) que supo ser finalista de algo y (a la vez) mezclándolo con textos que en medio de uno de los peores momentos de mi vida salen cuando tienen ganas, entre medio de otros que son una rotunda bosta y quedan destruidos o atascados en el escritorio de la pc.
Por el momento, y espero que siga así, los dos primeros se encuentran en este link de la revista Polvo. Uno cada sesenta días es mi objetivo.
Nada es casual. Ni los polvos bio-eventuales que procuran no eludir la quincena de distancia y con los que se obtura este presente umbrío, ni el nombre de la revista. Todo se alivia con una mujer y un polvo, aunque nunca nada cambie. (Por lo menos por ahora).
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