2.3.21

2 de marzo

De regreso de la casa de Equis y Zeta (creo que en estos apuntes a Zeta la llamé Zeta) me asaltaron dos muchachitos a punta de pistola. Teléfono, auriculares, todo el dinero que llevaba encima y que tenía previsto gastar en comida. No se metieron con mi morral. En mi morral llevo siempre alguna pastilla y ayer, por la noche, también la impresión para corregir de esa novelita donde falta cambiar el "burro" donde dice "burra". A Equis y Zeta les avisé que perdí mi teléfono, no quiero más sustos para ellos, y les pasé mi número fijo. No tengo capital para otro teléfono, pero lo necesito, no por mí, sino por ellos. Si llegara a encontrar a los muchachitos con luz de día no dudaría en matarlos.

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