8.1.14

Cielo (o la Ballena Enferma)

Cielo (o La ballena enferma)



I believe the whale got sick.
That's why I have this blues.
JB Lenoir




Pero Jonás se llevó un gran disgusto y se enojó. Y oró al Señor, diciendo:
--¡Ah, Señor! ¿No era esto lo que yo me decía cuando aún estaba en mi tierra? Por eso me adelanté a huir a Tarsis, porque sabía que Tú eres el Dios clemente y misericordioso, lento a la ira y rico en misericordia, y que te dueles del mal. Ahora, Señor, te suplico, quítame la vida: más me vale morir que vivir.
El Señor le respondió:
--¿Te vale más enojarte?
Jonás salió de la ciudad y se detuvo a levante de la ciudad. Allí se hizo una cabaña, y se sentó debajo, a la sombra, a la espera de lo que sucediese en la ciudad. El Señor Dios dispuso que un ricino creciera por encima de Jonás para darle sombra en la cabeza y librarlo de su malestar. Jonás sintió gran dicha por aquel ricino.
Pero el Señor dispuso que al rayar la aurora, al día siguiente, un gusano atacara el ricino, que se secó. Y, al brillar el sol, Dios dispuso un viento solano sofocante, y pegó el sol en la cabeza de Jonás, que se desvaneció. Entonces pidió morirse, y decía:
--Más me vale morir que vivir.
Respondió Dios a Jonás:
--¿Te parece bien enojarte por un ricino?
Y contestó:
--Me parece bien enojarme hasta morir.
Replicó el Señor:
--Tú te apiadas del ricino, por el que no te has pasado fatiga alguna, ni le has hecho crecer, que una noche ha nacido y una noche ha perecido. Pues Yo, ¿no he de apiadarme de Nínive, la gran ciudad, en la que hay muchos más de ciento veinte mil personas que no saben distinguir entre su derecha y su izquierda, e innumerables animales?

(Jonás, 4).

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